Se conjugan las artes para la expresión del cuerpo en su totalidad, la kinesis aflora por los poros, salta, vive, canta, danza, goza, se dibuja en un telón para abrirse a la representación de historias que invitan a soñar, a representar lo real y lo irreal de la existencia.
Lo teatral, las diferentes máscaras que se despliegan dándole calor a la resonancia de las almas.
El teatro se ha convertido en una gran herramienta de aportes preponderantes en el proceso ducativo. De una forma inmediata y amena, conecta al niño con el mundo del arte y le abre las puertas de la sensibilidad estética, de la reflexión, de la capacidad de emocionarse, reírse y llorar, de comprender diferentes visiones y realidades de la vida y del mundo. Abre las puertas al conocimiento, a la cultura y a historias sin fronteras. Al mismo tiempo que el teatro invita a los niños al pensamiento y a la reflexión, también los atrae a la diversión.
El teatro es un lenguaje que trabaja con la literatura, la música, la pintura, la danza, el canto, y el mimo. A través de esos elementos, una buena obra de teatro produce admiración, excitación y deseo de volver a verla.